jueves, 28 de octubre de 2010
Mañana prevés tener ocasión
Unas líneas de letras desconchadas en el recuerdo.
Esas fueron tus palabras otro tiempo.
Como paredes encaladas, buscan ser repintadas.
El momento pasó de largo, ahora es otro.
¿Con qué letras te verás?
¿Qué versos te andarán?
Entretanto, atiendes la mirada a través de tu ventana.
El reflejo ilumina tu cara.
No lo ves, pero piensas que así es.
En la calle, un sol otoñal despinta las sombras durante un rato, haciéndote creer que está, cuando a penas se mantiene en pie.
Pronto las casas vecinales cubrirán sus rayos y algunos reflejos escaparan para seguir con el simulacro.
Teñirán de tibieza tus estancias.
Pierdes la ocasión de gozarlo.
¿A qué esperas?
Deja esta luz fatua y ve al encuentro de los últimos rayos.
Ho hubo tiempo.
Ya marcharon.
Con temblorosa desazón vienes a la lumbre de este rincón.
Te basta ponerte ante la nívea pantalla para teñirla de sueños y esperanzas.
Mañana prevés tener ocasión.
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