domingo, 7 de diciembre de 2008

Entrecortados pensamientos dejan ver lo que siento.



En la soledad de la noche un canto oculto a mis plegarias se esconde arrastrándolas con mi dolor para que de ellas pueda ocultar mi desazón.
Aunque fuera posible escuchar los ecos de las palabras dispuestas a saludar y ventilar ideas necesarias para argüir mis plegarias no tendrías compasión y me harías con ello un gran favor.
Puntuar y construir el texto me produce tal quebramiento en el seso que aquí en la noche rota no se me ocurre otra cosa mejor que darle al tacto del teclado para alcanzar con ello algo que merezca ser llevado de mi mano y bajo el brazo que no muy sano aún puede acompañar en ello pensamiento y argumento en letras bien o mal dispuesto.
Construyo frases largas y sin otra que desalentada cuando acabo veo en ellas que no clavo comas ni pausas para aguantar con calma ese hálito necesario que constituye pacto entre letras para dejar respirar a su comodidad a quien las lea.
No seré capaz de darle forma a este barro que de primigenia manera se presenta y que por ello escribo pulsando a una u otra tecla sin saber que transcenderlo habría de ser construyendo entarimados y pasillos para así compartirlo.
Escribir para mi instinto no debería quedar bajo el yugo o la regla autoritaria pues quien libra está batalla es mi alma liberal desatada y sin mordaza.
Si dispongo en versos los renglones que a estirones rescato de marañas y desorden bastara ovillarlos dejándolos sobre este espacio coloreando con ellos el paisaje dibujado y entelado para que este tapiz hable aunque poco de mí.
En ese rincón oscuro mi alma dispara en ráfaga y apenas me alcanza recuperar alguna esquirla siendo tan lento mi paso comparándolo con lo pensado que a penas soy capaz de balbucear.
Entrecortados pensamientos dejan ver lo que siento.

Anna SB, 30 de marzo de 2008

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