Aquí ante ti.
Tu presencia se ausenta de mí.
Mi paso se pierde entre la multitud.
Aún así, aquí.
Valdrá la pena conjugar ese verbo para claudicar el tiempo.
Ser y estar.
En presente es ausente.
Será.
Serás.
Habré marchado y en la vuelta del sendero parado en otra.
No tienes rostro ni puerta a la que llamar.
De nada vale que siglas, del tipo que sean, te denominen o determinen si no te puedo perfilar.
Abrimos estos muros de soledad pensando que acompañados están.
De lamentaciones e inquietudes.
A ellos vendrás.
Entonces mis bucles tejerán otros lazos.
Ahora no estás.
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