lunes, 11 de mayo de 2009

APUNTE 54

Barrunto un movimiento
Diviso un nuevo camino
En ese sendero me adentro

¿Vendrá por mí?

Me encontrará aquí, dispuesta al fin.

He persistido en intentos fallidos.

Hasta él he venido, acercándome sinuosa y taciturna.

El Sol coloca su posición en la órbita que me ilumina.
¿Será la luna?

Por la noche miraré hacía ella.

Posiblemente se ha puesto de mi lado.
A mi favor.

Temo esta sensación.

Cuando más te acomodas, más duro es el descenso de poner los pies en tierra.
Pisando el llano, añoras las nubes que alcanzaban tu mano.

La cumbre te devuelve la frescura en la cara y la sensación de potencia olvidada.

Fue la Montaña Mágica la que abrió en ti lo que nunca hubiera sido posible si por ella no hubieras transitado.

Hay lecturas imprescindibles.

Autores, también.
Él lo fue.
En ese tiempo que estrenaba mis alas y me dolía de lo que la vida me negaba.

El error era que esperaba.

No espero nada.
Recojo lo que en a mi paso está en mi mano alcanzarle.

Tiempos de ansiosas plegarias, olvidados en un cajón que acerrojado dejó mi alma.

La palabra dispuesta para recuperarla.
Sin quemazón ni dolor.
Sin sensación ni pasión.
Sólo eco de mi propia estancia.

A mí vino el amor y la añoranza.
A mí me abrazó el rayo y el trueno.
A mí llegó.

Sin embargo, no estuve a la altura de las circunstancias.

Ahora hago brotar versos de lo que en otro tiempo fue momento.
Instante manifiesto.

La vida pasa.

Asirse a ella es cosificarse.

La mente dispara.

El cuerpo reclama.

Le damos más cuerda de la que le hace falta.

Hoy tengo palabras.
Ideas que apunto para recordarlas.

Aún así, se escapan como agua en las manos que llenan el hoyo en arena de playa.


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