viernes, 22 de mayo de 2009

Que denguno proboque glarimas sin más. QUE NADIE PROVOQUE LÁGRIMAS SIN MÁS.

Jorearse un poco.

Salió de casa a hora temprana. En la calle se veía el rastro de las ovejas y corderos que habían pasado, esos restos de excrementos similares a aceitunas negras. O no desprendían mal olor o él estaba acostumbrado a ello. El ralente de la mañana era un frío que helaba los huesos. No tenía ropa de abrigo y ello le hizo acelerar el paso. Cruzó la plaza. La capa de hielo fino cubría el agua de la fuente. Algún charco sobre el suelo delataba que las ovejas habían bebido en ella. Recordaba que alguna vez así lo había visto mirando desde su ventana. El pastor era el propietario del rebaño, no se encontraba a nadie que quisiera hacer ese trabajo. Se lo habían propuesto al principio de la temporada, pero denegó la oferta. Muchas veces es mejor estar a cubierto y no por el monte. Los tiempos eran otros y no se hacía necesario sufrir tanto por un chusco de pan.

Cuando chico su padre los llevaba al monte a apacentar las ovejas. Sus pies mojados durante todo el día y sin poder quejarse.

Hoy su nieto está bien caliente en casa. No fue así en sus tiempos. Apenas se valían, su padre se los llevaba al monte para que aprendieran el oficio.

Ha salido de casa porque quiere dar un largo paseo para hacer gana para el almuerzo. En la casa todos estaban durmiendo. No se ha abrigado porque sabe que en el paseo entrará en calor y no quiere cargar con el tabardo. Ha cogido una bolsa de plástico porque aprovechará el paseo para coger algún caracol que otro. Recuerda que en otro tiempo salía de propio para coger caracoles y venderlos, se sacaba con ello una buena propina. Siempre ha sido muy activo. Cogía lombrices para pescar y vendía las que le quedaban, con ese beneficio compraba algunos aparejos para la pesca. Ahora se cansa. Sabe que no puede quedarse encerrado en casa que para seguir viviendo debe salir a la calle y respirar el aire. Airearse un poco.

Continazion:

A jorease un poqué. Eba cogiu el cami de Buereta. Obriu os pulmons, la sangre eba corriu y se sentia content a sabelo. La vida correba tas pernas y tos brazos. Ese cansament l'eba marchau de golpe, a l'inte. Se senteba ben choben. Unas floretas de cardo borriquero para hacer un ramete y ponelo en a sala. Pilar carrañaria pero le ne pondria en un bote cristal, de los del nescafé, como siempre feia.

Lo cementerio, Campo Santo, ande os guesos de Ana, su madre, descansan. No nai tumba que os guarde. Eran tiempos difícils. En dispues de la guerra miseria y compañía. Por falta de penecilina murio su madre d'una infección. Unas glarimas corren por a cara de Teodoro. Su madre.

UN RECUERDO A MI ABUELA QUE EL CIELO LA AMPARE

He narrado una posible realidad. Mi padre no puede hacer ese paseo porque se tuvo que ir del pueblo a la ciudad y ahora las circunstancias de la vida impiden que pueda vivir en la casa del pueblo porque mi madre no puede subir y bajar escaleras.

Dice que de crio lo sacaron de casa, a comer pan de aguzes. Que su madre salía a verlo porque aunque tenía cama en casa le hacían dormir en la paja, en casa de l'amo.

Si la vida hubiera sido otra seguramente yo estaría arraigada y esta narración fuera real. Así, yo me vine a Barcelona a añorar esa tierra y esperar fiestas y vacaciones y a que un dilla, en la jubilación, pueda pasear por esos caminos y a la orilla de esos rios de la tierra que me vio nacer.

http://aragon.gugara.com/anna-s-biesa/pag_2/

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