domingo, 15 de febrero de 2009

Ausencias

Es posible que te ausentaras y yo no me apercibiera porque las cosas me tenían entretenida e impedían que me diera cuenta de que te ibas.
Es posible que ya no tuviéramos nada más en común.
Es posible que hubiéramos gastado las ganas de sabernos.
También puede ser que te fueras olvidando mi calor.
Que miraras a otro lado obviando mi presencia imperecedera.
En esas estamos amigo, en esas.
Te has ido por el camino que una estela luminosa puso ante ti.
Veo el rastro sobre el aire.
Te podría seguir, pero para eso tendría que sentir.
Tendría que saberme en ti.
No es así.
Te has ido y en un recuerdo difuso sabré que un día fui para ti.
Se me vale que no creo en lisonjas ni promesas, que no espero más allá del momento en que se concitan los encuentros.
No me resiento.
Pienso.
Rememoro.
Recupero otros momentos que la memoria atesora.
Sin acritud.
Otras almas han posado sobre la mía y la han llenado de alegrías.
Si me hubiera quedado engarzada en ti, así no sería.
Habría enmudecido.
Me habría marchitado.
No sería otra cosa que una sombra imperceptible de lo que fui.
Desprenderse es bueno.
Es el paso para el viaje de esta aventura, que es la vida.
Medio siglo me mira.
Mañana está en mi expectativa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario